Autor: Nora Roberts
Género: Romance, Ficción
Trilogía: 1/3
Año de publicación: 2014
Número de páginas: 378
Iona Sheehan visita por primera vez Irlanda, tierra de sus antepasados. En Estados Unidos ha dejado a unos padres distantes e indiferentes, sus amigos, su trabajo y el sueño de convertirse en jockey para dar salida profesional a su pasión por los caballos. Pero sobre todo ha dejado a su abuela, la persona que le ha contado tantas historias sobre sus antepasados, una saga de hechiceras que se remonta al siglo XIII, en los años en que vivió la Bruja Oscura.
Iona llega al condado de Mayo acompañada de ilusión, optimismo y el amuleto que le regaló su abuela al despedirse: un caballo de cobre. Allí se instala en un fascinante castillo, se reencuentra con sus primos lejanos, Branna y Connor O'Dwyer, y empieza a trabajar para Boyle McGrath, el atractivo propietario de los establos, quien le cuenta una antigua leyenda según la cual la hija menor de la Bruja Oscura hablaba con los caballos y aprendió a montar antes que a andar...
A pesar de lo que me gustan las historias de amor y de que Nora Roberts es una de las autoras de referencia en este género, tengo ciertas reticencias con sus libros porque el primero que leí suyo, "Rosas sin espinas" (reseña aquí), me decepcionó. Luego leí "Destinos de pasión" (reseña aquí) y me gustó más, así que decidí darle una tercera oportunidad. Días antes que empezara la cuarentena mi mejor amigo me regalo un día en la librería para escoger los libros que quería, ya que no me había regalado nada por mi cumpleaños y me animé a coger varios, entre ellos, la Trilogía de los O´Dwyer. Y sí, ya sé que puede sonar raro que sin ser gran fan de la autora quisiera adquirir varias obras suyas, pero las sinopsis me encandilaron y la oferta resultaba irresistible. En todo caso, me alegra poder decir que "Bruja oscura" me ha gustado mucho, así que por una vez y sin que sirva de precedente, mi intuición no se equivocó.
El comienzo me sorprendió, ya que nos sitúa en el invierno de 1263, concretamente en un bosque en el cual vive Sorcha, la bruja oscura, junto a sus 3 hijos pequeños. Durante las primeras 50 páginas la conocemos a ella y vemos que tiene diversos poderes que sirvan para ayudar a los demás y para protegerse, pues Sorcha vive amenazada por Cabhan, un hechicero/ demonio/ pesado insoportable/ desgraciado (jajaja okey se que me excedí en las palabras disculpen) que intenta que ella se entregue a él para concebir un hijo que sea el ser más poderoso que el mundo haya visto nunca. Sorcha trata de defenderse, pero Cabhan es muy poderoso y hace algo que le rompe el corazón a Sorcha, motivo por el cual serán sus descendientes los que deberán acabar con Cabhan y su maldad sin fin... No les voy a negar, me fascinó esta parte inicial y sentí que se transmitía muy bien la amenaza que se cernía sobre Sorcha y su familia. Además, está muy bien explicado el papel que deberán tener sus descendientes y la unión que éstos tendrán con ciertos animales, animales que serán su apoyo y con los que tendrán una conexión inexplicable para el resto de la gente.
Tras esta introducción, saltamos al 2013, momento en el cual una chica llama Iona se traslada desde Estados Unidos a Irlanda para conocer a Branna y a Connor, unos primos con los que no ha tenido contacto y que parecen ser claves para comprobar si la leyenda que le ha contado su abuela sobre la Bruja Oscura es cierta.
Iona me resultó simpática en esos primeros instantes, ya que parece que se siente perdida y que ha decidido arriesgarse y abandonar todo lo que conocía para intentar encontrarle un sentido a su vida.
El único pero que pongo es que es un poco surrealista el modo en el que se introduce en la vida de Branna y Connor O´Dwyer. Por mucha leyenda, profecía o lo que sea, me costó creerme la facilidad con la que ellos le abrieron las puertas de su vida de par en par. Enseguida le ofrecen vivir con ellos, le buscan un trabajo y son super amigables. ¿Dónde hay que firmar para tener unos primos así?. Aunque haya que enfrentarse a alguien como Cabhan, yo me apunto.
A lo largo de todo el libro, Iona deberá descubrir qué poderes tiene y si es capaz o no de manejarlos. Al mismo tiempo, se conoce un poco más a Branna y a Connor, pero solo vemos pinceladas de sus vidas, pues ellos serán los protagonistas de las otras dos partes de la trilogía. Y no hay que olvidarse de Cabhan, un villano interesante que a pesar de no salir mucho, logra estar siempre presente por el temor que les inspira a Iona y a los demás. Sabe jugar bien sus cartas y sus apariciones son bastante imprevisibles, algo que se agradece. Relacionado con él hay un personaje, Fin, y podría decirse que acabó siendo mi favorito😄. Fin parece una cosa, luego es otra, pero está rodeado de cierto misterio que atrapa, aunque él no es el protagonista masculino de este libro, sino que es Boyle.
Boyle es el jefe de Iona y no es un hombre de muchas palabras (literalmente). Habla lo justo y no le vendría mal no ser tan hosco en ciertos instantes, aunque reconozco que durante casi toda la novela me gustó la atracción tan fuerte que tiene con Iona. Ciertas escenas entre ellos lograron arrancarme un suspiro por la pasión contenida que había en el ambiente. Lo malo, y esto es un fallo de Nora Roberts, es que es absolutamente previsible cómo sucede todo entre ambos y hubiera agradecido alguna sorpresa. A nivel de atracción física, les doy un 5, pero la conexión emocional es bastante mejorable. No vi una gran complicidad ni confianza mutua, lo que es una auténtica pena, pues Boyle no es solo importante en la parte de romance de la novela, sino que también es relevante en la lucha contra Cabhan. Cuando la historia empieza a decaer el final, el carisma de los personajes secundarios es fundamental para intentar sobrellevar mejor el sopor que transmiten Boyle e Iona.
Como dije, Iona me agradó mucho al principio, pero luego había ciertos detalles que hacían que su personaje no me convenciera del todo. En ocasiones parecía una niña jugando a ser bruja, luego demostraba ser una luchadora, y posteriormente volvía a transmitir una ingenuidad y simpleza que me impedían ver su evolución. No la odié ni llegó a caerme mal, dejémoslo en que me confundía su carácter variable.
Lo que sí me encantaba era su conexión y su amor por los caballos. Ella les puede comprender de un modo especial y eso será un punto a su favor en la lucha contra Cabhan.
El desenlace es la parte más floja, vi apresuradas ciertas acciones y se resume mucho un gran suceso. Claramente, no es un cierre definitivo, pues la historia continúa en "Hechizo en la niebla" (reseña pronto) y en "Legado mágico" (reseña pronto).
A pesar de los puntos débiles de "Bruja oscura", les animaría a darle una oportunidad si quieren disfrutar de una historia que mezcla bien acción, romance y magia. En términos generales, me fue muy fácil avanzar en la lectura y todos los personajes me resultaron interesantes, unos más que otros, pero el caso es que no había ninguno que fuera un florero. Además, que todo suceda en Irlanda es otro punto a favor, yo estaba encandilada por cómo se describía el entorno y esa belleza que parecen tener sus parajes naturales.
"Con un comienzo que logra atrapar de manera inmediata, la historia de la Bruja Oscura y sus descendientes logra generar intriga en casi todo momento. Hay algunos altibajos, pero el interés que suscitan todos los personajes ayuda a que la lectura no llegue a decaer de un modo excesivamente llamativo. Con una buena combinación de misterio, acción y romance, esta primera parte de la trilogía de los O´Dwyer deja con ganas de leer los otros libros".