💜Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas💜
Título: El día que se perdió el amor
Autor: Javier Castillo
Género: Thriller
Año de publicación: 2018
Saga: 2/2
Número de páginas: 432
«A veces el amor te pone en el camino equivocado para que sepas cuánto duele».
A las doce de la mañana del 14 de diciembre, una joven llena de magulladuras se presenta desnuda en las instalaciones del FBI de Nueva York con varias notas amarillentas en la mano. El inspector Bowring, jefe de la Unidad de Criminología, intentará descubrir qué oculta la joven y su conexión con otro caso, el de una mujer que aparece decapitada horas más tarde y cuyo nombre coincide con el que estaba escrito en una de las notas. A medida que avance en la investigación se dará cuenta de que este caso abre antiguas heridas difíciles de cicatrizar.
Pero antes de continuar, y como posiblemente les gusta este tipo de genero (la verdad a mi me gusta todo tipo de genero), aquí te dejo un enlace a la reseña de El dia que se perdio la cordura . Si no lo has leído, y te gusta este género, no te lo puedes perder. Soy una persona de lectura rápida, no se sorprendan si subo un libro tras otro, eso suele pasar cuando el libro me atrapa pero cuando no, me cuesta terminarlo. Y ahora si, empecemos 🙂
El día que se perdió la cordura fue el fenómeno editorial del 2017 y revolucionó a los amantes del thriller con su trama arrolladora, atrevida y absorbente. En esta ocasión, vengo a hablaros de “El día que se perdió el amor”, el desenlace de esta historia donde Javier Castillo volverá a presentar una carrera contrarreloj en la cual los personajes irán de un lado al otro intentando salvar su vida y la de sus seres queridos.
La historia arranca con un esquema muy parecido a su novela antecesora. Una chica aparece de pronto en medio de la calle, desnuda y llena de golpes. Aunque lo más inquietante de la situación son las pistas que aparecen, literalmente, pegadas a ella y que revelarán diferentes nombres de próximas víctimas que necesitan ser salvadas.
Como historia paralela, nos encontraremos con Amanda y Jacob. Estos personajes no necesitarán presentación, pues nos acompañaron durante cada capítulo del libro anterior. Sienten haber alcanzado la normalidad. Las primeras páginas que nos encontramos de ellos en esta novela son adorables y sentiremos en nuestra propia piel como sus ilusiones se desvanecen al comprender que aquello que creían superado regresará con más fuerza si cabe.
En El día que se perdió el amor las historias del pasado y del presente se harán una. Nos volveremos locos atando cabos, sentiremos la agonía y el sufrimiento que empañarán la esperanza de nuestros protagonistas y alucinaremos con los giros que se nos presentarán dispuestos a rompernos los esquemas.
Las incógnitas que quedaron abiertas encontrarán su respuesta en esta segunda entrega. Sin embargo, el sentido que encontramos al motor que mueve la mente perturbada que da comienzo a esta locura no termino de convencerme. Es cierto que encontramos un razonamiento, aunque lo sentí un poco cogido con pinzas, ya que todo se sustenta en una mente enloquecida que coincide con un cúmulo de casualidades. Quizás me estoy explicando peor que un libro cerrado, pero no puedo hacerlo de otra forma porque les haría spoiler y considero que la novela debe ser leída pues, aunque no terminó de fascinarme su razonamiento final, no pude soltar el libro en ningún momento gracias a la tensión que consigue generar el autor.
Los personajes principales casi que los conocemos a todos del libro anterior. Vemos cómo intentan avanzar, superar los acontecimientos ocurridos y pasar página hacia una vida normal. Sin embargo, no todo será tan fácil, pues el pasado no está cerrado y regresará a ellos reviviendo aquella pesadilla que creían olvidada.
Los que han leído El día que se perdió la cordura saben muy bien que solía hacer varios saltos en el tiempo viajando al pasado para conocer en profundidad a Amanda y el cómo se inició todo. En este caso, también nos encontramos con viajes al pasado, solo que para conocer la evolución del personaje de Carla. Esta joven fue secuestrada cuando era tan solo una niña y los planes que tenían para ella eran muy claros y con ellos su vida cambiaría radicalmente. La veremos crecer entre los muros que la tienen aislada y aceptar que tiene una misión, el resultado final será ver qué decide hacer con ella.
Un punto flaco vuelve a ser el amor. Me dio la sensación de que se exageraba demasiado, algo que ocurrió en la novela anterior. No creo en el amor eterno que surja de una simple mirada. Puede haber atracción, pero no llegar al punto de nublarte los cinco sentidos tan solo habiendo visto a esa persona una sola vez. Sería bonito, pero al igual que dije en la reseña anterior: no es realista.
Admito que el final me sorprendió. Analizando la historia, creo que el autor hizo un buen trabajo y que lo concluyó de la mejor forma posible. En cambio, como ya dije en un inicio, no terminé de comprender de dónde salían esas “visiones”. Dudé de si Javier Castillo seguía haciendo alusiones a la falta de cordura o si quería dar un toque paranormal. Esa será una duda que se quedará conmigo, pero que pensándolo bien siempre me acompaña porque ¿cómo se diferencia entre la línea que separa lo paranormal de la locura?
La pluma del autor vuelve a presentarse sencilla y ligera. Las descripciones son escasas pero justas para posicionarnos en escena y correr tras los protagonistas de un lado a otro buscando respuestas. La trama está menos enrevesada y proporciona menos sorpresas que el libro anterior, aun así, te mantiene en vilo gracias a sus maravillosos finales de capítulo donde siempre ansías más.
“La verdad siempre se encuentra en la última planta para que salte al vacío detrás de ella.”
En conclusión, El día que se perdió el amor es un buen final de bilogía donde encontraremos los mismos ingredientes que en su antecesor: amor, misterio, suspense y una inevitable carrera contrarreloj para salvar la vida de nuestros personajes. El motor central en el que se sustenta la trama no llegó a encajarme del todo, pero sin duda el libro me entretuvo, me absorbió y me dejó sumergida en una cúpula de interrogantes que ansiaba desvelar.
Y con esto diremos 💜Travesura Realizada💜
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